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¿Cuántos visitantes son muchos visitantes? Análisis de capacidad de carga para destinos turísticos
La Capacidad de Carga es definida como la cantidad y el tipo de visitantes que pueden ser acomodadas en un área sin consecuencias sociales inaceptables o impactos ambientales negativos (Jimenes et al 2007). Otros autores lo definen como el grado de aprovechamiento turístico (número de personas) que puede soportar una zona, asegurando una máxima satisfacción a los turistas, así como una mínima repercusión sobre los recursos naturales y culturales (Botero Saltarén et al 2008).
La Capacidad de Carga se ha utilizado como una metodología que asiste en la planificación de uso público, dando un número máximo de personas que pueden visitar un sitio al mismo tiempo. Esta toma en cuenta las características biofísicas del sitio, los criterios de conservación y de experiencia deseados por los administradores del sitio y la capacidad de manejo del lugar.
La Capacidad de Carga se descompone en tres: La Capacidad de Carga Física está determinada únicamente por las características espaciales del sitio. La Capacidad de Carga Real se obtiene al incluir los parámetros biofísicos y las condiciones deseadas de la experiencia. La Capacidad de carga efectiva refleja la capacidad de manejo de los encargados del sitio, y está sujeta a cambios según las medidas de control que se ejerzan en el lugar. Esta última es la que se utiliza como medida de planificación de uso público para determinar la visitación máxima diaria del sitio.
Cuando se utiliza la Capacidad de Carga como herramienta de manejo de un sitio, al ser esta tan solo un número sobre cantidad de personas máxima en un sitio, es recomendable complementarla con otros factores como la oportunidad recreativa del lugar, la cual puede ir desde una experiencia primitiva donde se desee la poca presencia de personas y una situación con un alto contacto con la naturaleza. Hasta una experiencia con mayor densidad de personas y ambientes más alterados (CIPAM__ROVAP).
El tener claridad en cuanto a los objetivos del sitio, y de la experiencia que se desea proveer, junto con la capacidad de manejo de este, son claves en una planificación exitosa y efectiva, y facilitan mejores resultados al planificar la visita de los turistas.
Un caso controversial que actualmente se encuentra en conversación es sobre la Capacidad de Carga del Parque Nacional Manuel Antonio, uno de los parques nacionales con mayor visitación en el país, y destino icónico de las campañas de publicidad lanzadas por el ICT, el cual atrajo 329.611 visitantes en el 2021, siendo el 20191 su año de visitación máxima. Un asunto de planificación de uso público y manejo de visitantes que se ha politizado y demuestra como la política pública influencia la capacidad de conservación.
Como visitante de Manuel Antonio, en calidad de turista y de guía he visto en los últimos 20 años cambios en el manejo que se reflejan en la experiencia turística y la conservación del sitio. Desde los cierres realizados por el Ministerio de Salud por un inadecuado manejo de aguas residuales, hasta la inversión realizada en mejora de infraestructura turística e implementaciones de regulaciones sobre el ingreso de alimentos para cuidar la integridad de la fauna del parque.
Pasamos de cruzar el estero para ingresar al parque hasta madrugar y hacer filas por más de una hora. Desde tener un acceso casi irrestringido con solo pagar la entrada hasta reservar con muchos días de anticipación. Todos estos factores están regidos por las decisiones tomadas por los encargados del sitio. ¿A quién le sirve aumentar la capacidad de carga a números mayores a lo que el sitio permite? La respuesta simple es que a nadie porque genera un deterioro paulatino del sitio. Comenzando porque entre más densidad de personas la experiencia en el sitio se vuelve más incómoda e influye en su disfrute que se traduce en su intención de regresar o recomendar el sitio. Por otro lado, sin los atractivos naturales tampoco se daría la visitación del sitio, cada visitante crea un impacto, en ruido, erosión, espacio, contaminación, necesidad de recursos, etc. Las externalidades de la visitación las absorbe el ecosistema, por lo que ampliar su uso mayor a su capacidad del ecosistema es contraproducente para todos, incluso la comunidad receptora.
Mantener una capacidad de carga que respete la integridad ecológica del sitio, y la capacidad de manejo, propiciando la recuperación del ecosistema es proteger el recurso para futuros visitantes. Y eso hace que la operación turística sea sostenible con el tiempo, siendo congruentes con los principios de conservación y turismo que han caracterizado a nuestro país.